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Mucho ejercicio no te beneficia y te hace daño.

El ejercicio moderado es necesario para tener una vida saludable. Hay cinco “flujos! en el cuerpo humano: el sanguíneo, el gastrointestinal, el urinario, el del aire y el de la energía interna. Es importante que esos flujos no se interrumpan y el ejercicio es quien permite que estos flujos no se obstaculicen.

Al mover todo tu cuerpo, la circulación sanguínea y linfática mejora. Esto activa tu metabolismo que, a su vez, permite que las vitaminas y minerales indispensables se abastezcan en todo tu cuerpo más fácilmente, creando un ambiente que conduce más al trabajo de las enzimas. Como resultado, todas las funciones de tu cuerpo mejoran.

Sin embargo, esto es válido únicamente si haces ejercicio en la justa medida. Mucho ejercicio puede dañar tu salud, porque cuanto más ejercicio hagas, más radicales libres produces. Ésta, creo, es la razón por la que vemos casos en que una persona muere de repente de un ataque cardíaco mientras corre. Muchas mujeres corren todos los días, pero algunas jóvenes de 20 años que corren cerca de 10 km diarios se vuelven extremadamente delgadas con nalgas y pechos planos. En algunos casos, sus ciclos menstruales se detienen. Esto se debe a que sus cuerpos no producen suficientes hormonas femeninas.

Tu homeostasis corporal (regulación del cuerpo ante cambios) se colapsa cuando haces cosas de más. La moderación es clave para tu salud. La moderación en este caso no significa hacer las cosas a medias, sino hacer el ejercicio más adecuado a tu condición física, estilo de vida y salud mental. Ésta es la razón por la cual la moderación significa algo diferente para cada sujeto. Si la gente que nunca ha movido su cuerpo empieza a hacer ejercicio demasiado intenso, va a fatigar sus músculos y articulaciones. Dado que la fatiga produce grandes cantidades de radicales libres en el cuerpo, el ejercicio que fatiga no tiene beneficio para la salud.

Como hemos dicho, la moderación es diferente para cada uno. En general, es ideal caminar 1,5 km o 2 a tu propio paso. Al ejercitarte mejora el flujo de aire en tus pulmones. Como resultado, el aire fresco entra en tu cuerpo activando tu metabolismo y mejorando el flujo sanguíneo, linfático y gastrointestinal.

Otro hábito benéfico es realizar inspiraciones profundas varias veces: al hacer esto, puedes tomar el oxígeno necesario sin ejercitarte en exceso. Más aún, la inhalación profunda tiene el efecto de estimular los nervios parasimpáticos, estabilizar tu estado mental y mejorar la función inmunológica del cuerpo.

Haz ejercicio a diario, pero con moderación para que puedas seguir disfrutándolo sin que la fatiga comience a ser un problema.

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